La IA que tienes en tu móvil consume más energía de la que imaginas

    Ilustración de un smartphone con inteligencia artificial y un centro de datos conectados por una gráfica de aumento en el consumo de energía

    Hoy en día, tener inteligencia artificial (IA) en el móvil es algo tan normal que apenas lo pensamos. Asistentes de voz, traductores instantáneos, editores de fotos inteligentes todo eso funciona gracias a modelos de IA cada vez más potentes.
    Pero detrás de esa comodidad diaria hay un dato que pocos conocen: la IA en tu smartphone consume una cantidad gigantesca de energía, y su impacto va mucho más allá de la batería de tu teléfono.

    ¿Cómo funciona la IA en tu móvil?

    Cada vez que usas funciones como el reconocimiento facial, predicciones de texto o mejoras automáticas en tus fotos, tu móvil está procesando datos mediante modelos de IA.
    Algunos procesos se hacen de manera local (dentro del mismo dispositivo), pero muchos otros dependen de centros de datos externos, donde servidores gigantes realizan cálculos a velocidades asombrosas.

    Y aquí está el detalle: esos centros de datos son verdaderos monstruos energéticos.

    El verdadero costo energético de la inteligencia artificial

    Según un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el consumo eléctrico de los centros de datos podría duplicarse para 2030, alcanzando cifras equivalentes al consumo energético actual de países enteros como Japón.
    Los modelos de IA que usamos desde nuestros móviles, como los sistemas de traducción automática o asistentes como Siri o Alexa, dependen de este procesamiento masivo.

    Esto significa que cada solicitud de IA que hacemos, aunque parezca mínima (como pedirle a tu teléfono que traduzca una frase o te recomiende una canción), genera un pequeño consumo de energía que, multiplicado por miles de millones de usuarios en todo el mundo, se traduce en un impacto enorme.

    ¿Por qué deberíamos preocuparnos?

    La expansión de la IA está llevando a una nueva presión sobre las redes eléctricas. De hecho, líderes tecnológicos en Estados Unidos han solicitado al Congreso que acelere proyectos energéticos para soportar esta demanda creciente.
    Sin más producción energética —o sin cambios hacia fuentes más sostenibles— el uso descontrolado de IA podría agravar la crisis energética mundial.

    Lo más preocupante es que este aumento en la demanda no solo afecta el medio ambiente, sino que también podría traducirse en facturas eléctricas más caras para todos.

    Si las compañías energéticas necesitan construir nuevas plantas o mejorar infraestructuras para sostener los centros de datos, esos costos, tarde o temprano, serán trasladados a los consumidores.

    ¿Qué se está haciendo al respecto?

    Empresas como Amazon, Google y Meta están buscando soluciones. Algunas iniciativas incluyen:

    • Construcción de centros de datos energéticamente eficientes.

    • Inversión en energía solar y eólica.

    • Mejora de algoritmos para hacer que los modelos de IA sean menos “hambrientos” de energía.

    Sin embargo, el crecimiento de la IA es tan rápido que la infraestructura actual no está preparada para soportarlo a largo plazo. Si no se toman medidas urgentes, podríamos ver problemas de saturación energética en algunos países en los próximos años.

    Centro de datos moderno con altos servidores iluminados y rayos simbolizando el gran consumo de energía de la inteligencia artificial

    ¿Qué puedes hacer tú como usuario?

    Aunque el problema parece enorme, cada pequeño cambio cuenta:

    • Usa las funciones de IA de tu móvil con conciencia.

    • Activa modos de ahorro de energía cuando sea posible.

    • Prefiere aplicaciones que ofrezcan procesamiento local en vez de depender 100% de la nube.

    • Apoya marcas que invierten en energías limpias y proyectos de sostenibilidad.

    La inteligencia artificial está revolucionando la forma en que vivimos, pero también nos obliga a pensar en cómo usamos la tecnología y a qué costo.
    La próxima vez que le pidas algo a tu móvil, recuerda: la IA no es invisible, su huella energética es real y crece cada día más.

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